Web 2.0 y Web 3.0: por qué todo el mundo habla de ellas y cuáles son las diferencias
16:59, 15.02.2023
Internet necesita una revolución. Ya se habrá dado cuenta de que el modelo actual de Internet está en peligro: ya no hay anonimato ni libertad de publicación. En algunos lugares, los controles estatales para restringir el acceso a determinados sitios o dominios enteros están en pleno apogeo, y en otros, las restricciones se deben a la censura que se impone localmente debido a leyes y reglamentos.
El usuario medio está pasando gradualmente de sujeto a objeto. Por eso crece la percepción de que la Web 2.0 está obsoleta y que la humanidad necesita la Web 3.0. En este artículo examinaremos qué es la primera y qué es la segunda, y por qué es inevitable la transición a una tercera versión de Internet.
El nacimiento de la tecnología Web 1.0
Objetivamente, en los albores de Internet no existía el concepto de Web 1.0. Este retrónimo apareció en la década de 2000, cuando el desarrollo de las tecnologías de Internet hizo posible la transición a la Web 2.0. Y esta transición no fue instantánea, sino gradual. Y esta transición no fue instantánea, sino gradual, por lo que esta clasificación es bastante arbitraria.
No obstante, es posible identificar una serie de rasgos distintivos que caracterizan el estado y las características de Internet en el periodo comprendido entre 1991 y 2004:
- Los servidores no recuperaban los contenidos de las bases de datos, como ahora, sino directamente de los sistemas de archivos. Por eso, cada vez que aparecía un nuevo elemento en el sitio, había que editar manualmente todas las páginas.
- Escasa prevalencia del marcado hipertextual. La mayor parte del contenido de la Web estaba representado por texto.
- Las páginas eran estáticas y sólo podía editarlas el propietario del sitio. Se creó una apariencia de interactividad con la ayuda de libros de visitas, salas de chat y foros.
- En el diseño de las páginas del sitio prácticamente no se utilizaban estilos CSS, por lo que visualmente los sitios parecían bastante pobres. Y el uso de CSS en aquellos años era muy problemático debido a la baja velocidad de la conexión a Internet y a la limitada potencia de los propios ordenadores.
- El contenido dinámico más habitual en los sitios de aquella época eran las animaciones GIF, e incluso no eran tan comunes.
En esencia, los sitios sólo se podían leer. Nada de automatización, interactividad insignificante, ninguna capacidad de influir en el contenido de ninguna manera por parte de los usuarios y un diseño muy primitivo. Eso es todo lo que hay que decir de la Web 1.0: fue la era de las splash pages con funcionalidad primitiva y diseño descuidado.
Desarrollo de la Web 2.0
Todo cambió en 2005, cuando el estadounidense Tim O'Reilly publicó el histórico artículo "What Is Web 2.0" (Qué es la Web 2.0), en el que esbozaba los principios fundamentales de las redes de nueva generación. La historia de la Web 2.0 comenzó en 2004 y continúa hasta hoy.
Con el paso a la Web 2.0 se ha producido una descentralización de la información: toda una comunidad puede desarrollar un sitio. Si las reglas del sitio y su motor lo permiten, la gente puede crear páginas enteras, escribir enormes long-reads, subir vídeos, etc. Las redes sociales, los wikis y los sitios de alojamiento de vídeos que se desarrollaron con la transición a la Web 2.0 son excelentes ejemplos de ello.
Destaquemos las características clave de la era Web 2.0:
- Autorización omnipresente. Casi todos los sitios ofrecen la posibilidad de crear una cuenta para obtener ciertas preferencias. Por un lado, es cómodo, porque de una persona anónima sin nombre pasas a ser una persona muy concreta con tu nombre y reputación. Por otro, este planteamiento ha llevado a que las grandes empresas y los propios gobiernos puedan recopilar libremente datos sobre los usuarios. Su ubicación, sexo, edad, intereses, aficiones... todo.
- Sitios dinámicos. Ahora los sitios constan de páginas dinámicas: plantillas, contenidos variados, scripts y mucho más. Todo esto se almacena en los servidores como recursos separados, y cuando se recibe una solicitud del usuario se forma automáticamente como una página. La generación de contenidos puede tener lugar en el lado del servidor o en el lado del cliente.
- Socialización y personalización. En las mismas redes sociales se ha dado a los usuarios la posibilidad de personalizar sus páginas. Cambiar el fondo, añadir un vídeo y adjuntar texto. ¿Recuerda lo rápido que se hizo popular VKontakte en 2006? Sólo tres años después de su creación, el número de usuarios alcanzó la disparatada cifra, en aquel momento, de 13 millones de personas. La situación fue similar en el extranjero con las redes sociales LinkedIn, MySpace y Facebook.
- Internet se ha vuelto más rápido, lo que ha permitido llenar los sitios con una gran variedad de contenidos voluminosos, desde simples animaciones e imágenes de alta resolución hasta horas de videoclips.
- Adaptabilidad ubicua: hoy en día casi todos los sitios web están hechos para que se vean correctamente en cualquier dispositivo, desde ordenadores personales y portátiles hasta smartphones y tabletas. En la era de la Web 1.0, esto era algo con lo que sólo se podía soñar.
Con el paso a la Web 2.0, los ciudadanos no se han convertido en meros observadores, sino en copartícipes de pleno derecho en el desarrollo de la Red. Los usuarios pueden participar en la creación de contenidos, y los sitios en general se han vuelto mucho más informativos y presentables.
Un efecto secundario es que quienes marcan las tendencias e inician todos los cambios a gran escala son las empresas propietarias de las mayores plataformas. Twitter, YouTube, Twitch, Facebook... todas ellas y muchas otras plataformas han ganado una enorme popularidad gracias a los internautas de a pie. Y todas ellas han acabado iniciando ciertos cambios en términos de libertad de difusión de la información y censura.
En esencia, los usuarios han sido "vendidos" a los anunciantes, y el desarrollo de la Web 2.0 nos ha llevado a una era de publicidad dirigida y falta de privacidad. Los usuarios han perdido el control sobre sus propios datos, y las grandes empresas pueden censurar absolutamente cualquier contenido que consideren inaceptable por motivos políticos, religiosos o de cualquier otra índole.
Evolución de Internet gracias a la tecnología Web 3.0
La Web 3.0 es un concepto cuya realización conducirá a la completa descentralización de Internet. Es lo que resolverá todos los problemas que se han acumulado a lo largo de los años y eliminará todas las restricciones y barreras establecidas por las corporaciones nacidas y criadas por la multimillonaria comunidad de Internet.
El concepto de Web 3.0 fue descrito por el responsable de la empresa estadounidense Netscape Jason Calacanis. Su concepción se basa en que en el futuro se introducirá un metalenguaje que describa el contenido de los sitios para organizar el intercambio automático de datos entre una red ramificada de servidores.
Este planteamiento debería resolver el problema de la devaluación de recursos y servicios causada por la proliferación de un gran número de sitios y servicios similares, innecesarios y no únicos. Internet se ha vuelto monótona y controlada. En opinión de Kalakanis y O'Reilly, el paso a la Web 3.0 llevará a Internet al siguiente nivel.
Qué oportunidades ofrece la Web 3.0
La primera es una nueva ronda de descentralización. Se supone que todos los datos se distribuirán entre los usuarios. Ahora mismo, cerca del 90% de toda la información se almacena en servidores individuales. Los cálculos "migrarán" de los servidores a los teléfonos inteligentes, ordenadores personales y portátiles de los usuarios de a pie, u otros aparatos inteligentes que aparecerán en el futuro.
En segundo lugar, hablamos de una integración más profunda de la inteligencia artificial y las tecnologías de aprendizaje automático. Esto ya está ocurriendo ahora mismo: algoritmos inteligentes están buscando contenidos y también están dando forma a una experiencia más personalizada de estar en la Red.
En tercer lugar, la gran mayoría del software será de código abierto. Esto es necesario para que los usuarios entiendan claramente qué herramientas y funciones están integradas en tal o cual software, qué datos recoge el programa y cómo interactúa con ellos. En la práctica, esto mejorará significativamente la seguridad y la privacidad.
La cuarta es la abolición de la censura en cualquiera de sus formas. La moderación centralizada de contenidos será cosa del pasado, y los usuarios podrán publicar cualquier contenido que deseen. La moderación recaerá sobre los hombros de la comunidad, que podrá determinar la aceptabilidad de tal o cual contenido mediante votación. La influencia de las empresas será insignificante.
En quinto lugar, Internet se hará omnipresente, literalmente. Ya podemos ver los rudimentos de esto ahora, cuando hasta los artilugios más sencillos adquieren la capacidad de conectarse a Internet. Relojes inteligentes, teteras, sistemas domésticos inteligentes e incluso frigoríficos. A medida que nos adentremos en la Web 3.0, esta tendencia irá a más.
Además, como sugieren los teóricos, en el futuro la forma de autorización puede cambiar radicalmente. En lugar de crear interminablemente nuevas cuentas para distintos servicios, la gente podrá autorizarse a través de una denominada capa única, que será esencialmente la llave de todos los recursos de Internet. Ya estamos viendo algo parecido ahora, con la gran mayoría de sitios que permiten la autorización a través de una cuenta de Google.
Ventajas e inconvenientes de la Web 3.0
La ventaja clave de la Web 3.0 es la descentralización total y la eliminación de la censura. Todos los participantes de la World Wide Web pasan a ser iguales, y no lo garantizará una sola persona o corporación, sino la propia tecnología. El principio de construcción de nuevas redes no permitirá que nadie interfiera o influya radicalmente de ningún modo en los conceptos fundamentales predeterminados en el nuevo paradigma.
Si todo son ventajas, es difícil encontrar algún inconveniente en este concepto antes de su aplicación real. Señalemos los dos más evidentes:
- La descentralización conlleva riesgos jurídicos y normativos. El crecimiento exponencial de la ciberdelincuencia, la incitación al odio, la propagación de la desinformación y un mundo posterior a la verdad son efectos secundarios a los que podemos enfrentarnos con la transición a la Web 3.0 si se aplica de la forma que hemos descrito anteriormente. La libertad sin fronteras es tan veneno para la sociedad como la censura total.
- Dificultades para regular y hacer cumplir las leyes locales. Una pregunta sencilla: ¿qué leyes de qué país se aplicarían a un determinado sitio web con contenidos de muchos países del mundo? Cómo responderla y quién debe hacerlo sigue sin estar claro.
En la práctica puede haber muchas más de estas deficiencias, así que no hay que idealizar la Web 3.0. En un futuro próximo tendremos que enfrentarnos a los nuevos retos e interrogantes que trae consigo la era que se avecina. Con esto concluimos nuestro artículo y agradecemos su atención a todos los que lo han leído hasta el final.